"Quien decide consumir drogas elige una forma de atentar contra su salud, de la misma manera como lo hace el que se mutila o busca quitarse la vida; por eso la reacción del Estado frente a esa clase de comportamientos debe ser la misma, es decir brindar atención médica o psicológica a quienes así actúan". Despenalización de la droga es una propuesta más fácil de formular que de cumplir. Revista Cambio – Edición Digital
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Fuente de la Imagen: blogsaludmentaltenerife.blogspot.com |
La población colombiana a través de su historia ha estado marcada por la inequidad, por la disfuncionalidad, por la inestabilidad, que le hacen propensa al flagelo de la drogadicción; en este sentido, es necesario intervenir a producción y distribución, es necesario invertir en el tratamiento de los adictos y su rehabilitación, pero es vital que invirtamos en la formación del individuo desde sus principios, y no se trata de programas educativos o campañas publicitarias, esto solo se lograra con políticas sociales que reparen las heridas que afligen nuestro pueblo.
En este segundo momento de la reflexión sobre la propuesta de Despenalización del consumo y porte de la dosis mínima de drogas sintéticas en Colombia, buscamos ahondar en los ámbitos que, desde la promoción de la salud, pueden fortalecerse para incidir en la reducción de nuevos consumidores y en fomentar la rehabilitación de los consumidores activos, lo cual es una tarea que trasciende la responsabilidad de los profesionales de la salud y se sustenta en el desarrollo de propuestas transdisciplinarias orientadas al fortalecimiento de todas las esferas de lo social.
1. La salud como primera Opción: Programas de Educación para la salud centrados en el autocuidado. Políticas públicas, medios de comunicación, instituciones públicas y privadas que orienten sus acciones hacia la formación de individuos interesados en su salud y conscientes de que son los primeros responsables de su bienestar, ello implicaría también los esfuerzos por la rehabilitación de quienes se encuentran dentro de los panoramas de riesgo.
En este sentido, la Alcadía Mayor de Bogotá D.C., propuso centros de atención a los consumidores, donde se les proveería a los usuarios las condiciones de salubridad que disminuyan problemáticas de salud asociadas a la drogadicción, y la posibilidad de contar con atención profesional para su rehabilitación; iniciativa que desencadenó una seria de argumentos en contra, por tildar la propuesta de “promoción deliberada del consumo”.
2. Fortalecimiento de la familia: Es sabido que la familia como primer escenario de socialización ha perdido su rol formador en la sociedad, es indispensable recuperar la responsabilidad de preparar a los hijos para la vida, sin dejar esta tarea sea un compromiso exclusivo de la escuela.
3. La Escuela como escenario saludable: La escuela como escenario de formación del individuo y consolidación de su “ser social”, para lo cual es necesario que pensar en ella como un entorno de sana convivencia, centrado en la promoción de estilos de vida sanos, que proporcione a los niños y jóvenes las herramientas para el desarrollo de sus potencialidades, centrado en los intereses particulares.
4. Jóvenes promotores de buenas prácticas: Propuestas que posibiliten que los Jóvenes se expresen a través del arte y la cultura, promuevan la interacción, el libre desarrollo de la personalidad y el fortalecimiento de espacios de ocio, redundaría en la disminución de prácticas nocivas, que son derivadas primordialmente del encasillar el “ser joven hoy” a los imaginarios del “ser joven ayer, antes de ayer o en el siglo pasado”.
5. La ciudad como lugar de convivencia: en este ámbito se involucran los esfuerzos de todas las instituciones, orientados al aprovechamiento de las posibilidades del contexto próximo, lo que implica el ejercicio de la tolerancia, el respeto, la convivencia pacífica, la posibilidad de generar propuestas conjuntas y de asumir retos que posibiliten el crecimiento social. Una ciudad formadora, una ciudad pacífica, una ciudad que acepte la diferencia y promueva la integración.
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Las propuestas enumeradas fuerzan, necesariamente, a asumir que la responsabilidad de la lucha contra la drogadicción en particular, y contra todas las problemáticas de salud pública en general, es un compromiso que traspasa todos los niveles de lo social, donde cada persona, cada familia, cada institución y cada ente gubernamental debe estar en la tarea de elevar aquellos factores que protejan la salud y disminuir los factores de riesgo en todos los escenarios.
Texto: Yorlandy Andrea Quiñónez S.
Magíster de Comunicación y Salud
Módulo 2: Salud Pública, promoción y Educación para la Salud